© 2020 por Miguel Arciniegas. Universidad Externado de Colombia. Agradecimientos a Marcela Gutiérrez Quevedo, Ada Barandica y en general, al Centro de Investigación en Política Criminal.
Cómo construyen los presos la dignidad en medio de lugares que parecieran significar todo lo contrario
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De la mano de tertulias literarias, la Universidad Externado tiene abierto este espacio desde hace ya 8 años, donde reclusos desnudan el alma en la cárcel La Picota
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El panóptico que se alza entre baldíos e inusuales kilómetros de prados secos se destaca entre tantos tonos amarillentos y verdes. Son unos grisáceos e imponentes muros que cubren un área de 500m2, los cuales hospedan más de un pensamiento lúgubre. “La Picota”, centro penitenciario, recibe ese nombre del barrio en el que se encuentra ubicado en la localidad de Rafael Uribe Uribe. Aunque más bien cerca a Usme y la Avenida Caracas, es un lugar que alberga 8325 reclusos (pero con capacidad de 5714) según cifras del Inpec. El hacinamiento asciende al 45,7 %.
Con estos números no resulta para nada difícil imaginar las situaciones que adentro se dan a diario. Quizás es la constante ola denuncias que se radican desde las cárceles que terminaron por incluir la totalidad de los centros penitenciarios en el Estado de Cosas Inconstitucionales (ECI), que es una herramienta de origen jurisprudencial que pretende materializar y proteger los derechos fundamentales de las personas. En este difícil escenario es que Marcela Gutiérrez, docente investigadora del Centro de Investigación en Política Criminal de la Universidad Externado, decidió elevar sus esfuerzos como experta en pro de los cautivos.
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“Empecé hace 8 años sola, ya somos 5 personas en un grupo interdisciplinar que cubre fotografía, patrimonio, psicología, literatura y el arte”.
Tales esfuerzos vienen por reivindicar la voz de miles de personas que ven sus derechos vulnerados en una de las tantas cárceles del país. Resultaría premonitorio afirmar que la privación de la libertad (en este país) cohíbe a cualquier persona de construir aquello que se le quita: la dignidad.
“Cuando un hombre se encuentra en una situación de total desolación, sin poder expresarse por medio de una acción positiva, cuando su único objetivo es limitarse a soportar los sufrimientos correctamente —con dignidad— ese hombre puede, en fin, realizarse en la amorosa contemplación de la imagen del ser querido.”
— Viktor Frankl (1991).
Las palabras de Viktor Frankl parten por responderse en un ejercicio que unió la cotidianidad de los presos con tertulias literarias, permitiendo reflexionar sobre los obstáculos que hay de cara a la construcción de dignidad. Tan ambicioso como fructífero, el ejercicio arrojó resultados predecibles cuando se trata de cualificar el escenario social colombiano. “Es un trabajo permanente, esto no para y sus escritos son valiosos. Son escritores, personas críticas y reflexivas".
El Coronel no tiene quien le escriba debate en torno a la dignidad y el derecho, en Los funerales de la Mamá Grande y la novela Cien años de soledad se reflejó el Macondo de los poderes (locales, nacionales, internacionales) y la concentración, en La mala hora se representa el problema social de la corrupción; y así sucesivamente las reflexiones dotaron a los participantes de voz y una especie de catarsis puesta en las obras literarias más cercanas a la realidad colombiana. La tertulia literaria se convierte en el escenario perfecto para soñar, pensar, hablar y escaparse de los barrotes que se incrustan punzantemente en las conciencias más dóciles. El conteo de los presos en el país ya se ubica en 123.434 según el Inpec.
Es así que sucedáneamente se alza la categoría de “lugar en un no-lugar”, enmarcado teórico sobre el que se desarrolla todo el proyecto. Asumiendo que, según Marc Augé; “si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad, ni como relacional, ni como histórico, definirá un no-lugar”. Contundentemente los reclusos de la cárcel La Picota hacen de sus injusticias un lugar para canalizar todos esos fenómenos en los que al ciudadano de pie como usted y yo nos ha tocado enfrentar, por el mero hecho de haber nacido en este país.
Marcela traduce todas las expresiones de las PPL —participantes de la tertulia literaria— en términos de fuerza, creatividad, valor y resistencia ante la indignidad carcelaria. Concluyendo así que “este proceso de investigación continúa con el fin de rescatar las construcciones de dignidad y libertad y de derribar los muros de la cárcel a través del cumplimiento de los ddhh y, como diría Camus, del amor, de la ternura y del arte.”.